El entonces gobernador Pedro Rosselló, padre del actual jefe del Ejecutivo, promovió en 1998 la Ley 176 para «Prohibir las corridas de toros, crianza de toros para lidia y otras»,
Gómez, que este jueves pronuncia en la Casa de España en San Juan la conferencia «El toreo en Puerto Rico», dijo que esa prohibición terminó con un pasado taurino ignorado incluso por los propios puertorriqueños.
La exposición de motivos de la normativa para prohibir la fiesta indicaba que «la Asamblea Legislativa de Puerto Rico está consciente de que las corridas de toros y las actividades de lidia y riñas de estos es ajena a nuestras costumbres y tradiciones».
Puerto Rico fue colonia española hasta el año 1898, pero la llegada de Estados Unidos supuso un antes y después para la tauromaquia.
Desde mediados del siglo XVI, con la paulatina llegada de españoles, hasta el año 1970, cuando tuvo lugar la última corrida, pasaron siglos de corridas en Puerto Rico, una costumbre que este aficionado cordobés saca a la luz con un fin divulgativo.
Gómez recordó que la primera corrida de toros en Puerto Rico se celebró probablemente en el año 1556 con motivo de una festividad religiosa en la capital caribeña.
Sitúa el primer periodo de corridas de toros en la isla entre los años 1516 y 1700, coincidiendo con el reinado de la Casa de Austria en Madrid, cuando el toreo en la isla, al modo de aquella época, eran a caballo.
El segundo periodo coincide con la dinastía de los Borbones en España y ya con las corridas a pie, cuando como aseguró «en la isla se trata de extrapolar lo que ocurre en la Península».
Durante esos siglos en Puerto Rico, al igual que en España, las corridas de toros se suceden pero al modo de la época, de forma poco organizada y alejada de los actuales rituales.
En Puerto Rico, las corridas nunca terminaban con la muerte del toro, sino que se simulaba, al estilo portugués.